La cebada ocupa el cuarto lugar en importancia entre los cereales, después del trigo, el maíz y el arroz. Representa dos tercios de los granos forrajeros demandados en el mundo y la mayor parte se destina a la alimentación del ganado, mientras que el consumo industrial se mantiene prácticamente estable.
La cebada se considera un grano medianamente energético, bajo en almidón y alto en fibra. En cuanto a los niveles de proteína, la cebada es similar al trigo y superior al maíz, el nivel de este nutriente puede variar entre el 9% y el 13%.
Es una excelente fuente de vitaminas del grupo B (tiamina, riboflavina, piridoxina, ácido pantoténico) y de niacina. La cebada tiene un alto contenido en fibra, superior al del maíz y el trigo, lo que se traduce en un menor valor nutricional para las especies sensibles al contenido en fibra.
La cebada es uno de los cereales más utilizados en la alimentación de las vacas lecheras y del ganado. Debido a su alta digestibilidad ruminal, la cebada tiene altos valores de energía metabolizable para los rumiantes.